Este fue el primer siniestro que tramité de transporte marítimo de mercancías, y me sorprendió que llegó la declaración de siniestro mediante telegrama del capitán del barco, que aparentemente se hundió en una fosa oceánica, y el cuaderno de bitácora se le cayó al capitán mientras saltaba al bote salvavidas.
Transportaba vino del Palacio de Arganza.
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