Hubo un periodo de tiempo, durante el que la Dirección General de Seguros, nos IMpuso un director general de los Madriles, que vino con su señora esposa a nuestra Central. Ambos encantadores.
La esposa eligió a la Golda Meyer y allá que se la llevaron a la tercera planta, a un despachito donde luego Ricardo escondía el vino bajo llave, y se tiraban días enteros una dictando notas técnicas, y otra pasándolas a máquina, junto a una caja de tipex.
De interes para seguros, corredores, mediadores y agentes de seguros. La historia de las oficinas centrales de una Compañia de seguros en Malaga.
sábado, 28 de abril de 2012
domingo, 15 de abril de 2012
Abogado Federico Orellana Toledano
Piticlím, piticlím...
- ¿Sí? Le atiende el Cabo Doro
- Verá, yo quería hablar con Don Federico, el abogado.
- Señora, ese hombre murió hace ya tiempo.
La pobre la señora, confundió el nombre de la calle, con quien ella quisiera hablar en la Compañía.
- ¿Sí? Le atiende el Cabo Doro
- Verá, yo quería hablar con Don Federico, el abogado.
- Señora, ese hombre murió hace ya tiempo.
La pobre la señora, confundió el nombre de la calle, con quien ella quisiera hablar en la Compañía.
sábado, 7 de abril de 2012
Escondi todas las tijeras
Yo por aquella época, tenía una pinta de macarrilla con todas las de la ley.
Matón de los Herreros, subdirector general, quería pelarme, pero primero había que pillarme. Como intuí podría hacerlo, dada la cohorte de pelotas que le lamían el culo a todas horas, escondí todas las tijeras del edificio.
Al día siguiente, consiguió con ayuda de seis pelotas, capturarme, y pidió las tijeras a la golda Meyer, y ésta le dijo que las tenía yo, a lo que yo añadí TODAS.
Tuvo que desistir.
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